miércoles, 9 de mayo de 2012

Programa de radio ArteSala


Ya tengo unos meses con este programa de ArteSala, por radio cachora. Se trata de un programa de crítica de arte sobre los eventos y el panorama cultural de la región, con base en la ciudad de San Luis Rio Colorado, Sonora. El area que se abarcar en los temas es de Sonora, Arizona, Baja California, y California. Además siempre tenemos algo de música, en las áreas de música formal, clásica, de cámara, ópera, jazz, y sus derivados inmediatos.

El lugar para escuchar el programa de 1 hora es en el sitio web: http://www.radiocachora.com/stream.php

Los horarios para quienes no viven en Sonora/Arizona son:

-California / Baja California: Invierno: 9am y 8pm. Verano: 10am y 9pm
-Centro de México/ Centro USA: Invierno: 11am y 10pm. Verano: 12pm y 11pm.

Para quienes viven en otros lugares, es cuestión de hacer el cálculo, el horario es: 10am y 9pm en el huso horario GMT-7.

miércoles, 27 de abril de 2011

La puta de Mensa (The Mensa whore)

Cuando se es investigador privado, uno ha de aprender a confiar en sus corazonadas. Por eso en el momento en que un tipo tembloroso como un flan llamado Word Babcok entró en mi oficina y puso las cartas sobre la mesa, debí haber hecho caso del escalofrío glacial que sacudió mi espinazo.

- ¿Kaiser? -preguntó-. ¿Kaiser Lupowitz?

- Eso es lo que pone en mi licencia -admití.

- Tiene que ayudarme. Me están haciendo un chantaje. ¡Por favor!

Se agitaba como el animador de una orquesta de rumba. Le empujé un vaso por encima de la mesa y la botella de whisky que guardo a mano con propósitos no medicinales.

- ¿Qué le parece si se tranquiliza y me lo cuenta todo?

- ¿No… no se lo dirá luego a mi mujer?

- Hablemos claro, Word. No puedo hacerle promesas.

Intentó servirse un trago, pero el tintineo podía oírse al otro lado de la calle, y la mayor parte del licor fue a parar a sus zapatos.

- Soy un honrado trabajador -explicó-. Mantenimiento de máquinas. Construyo y reparo vibradores. Ya sabe… esos aparatitos tan divertidos que dan un calambre al estrechar la mano.

- ¿Y bien?

- A muchos ejecutivos les gusta. Sobre todo a lo largo de Wall Street.

- Vaya al grano.

- Ahí voy precisamente. Pero ya sabe que el camino… es difícil. Oh, no es lo que está pensando. Mire, Kaiser, soy fundamentalmente un intelectual. Uno se puede buscar todas las furcias que quiera, claro. Pero mujeres inteligentes de verdad… no resultan fáciles de encontrar a corto plazo.

- Continúe.

- Bueno, oí hablar de una chica. Dieciocho años. Estudiante en Vassar. Por una cantidad, te viene y discute el tema que sea… Proust, Yeats, antropología. Un intercambio de ideas. ¿Comprende dónde voy a parar?

- No exactamente.

- Mi mujer es algo grande, de veras, no me entienda mal. Pero no es capaz de discutir sobre Pound conmigo. O sobre Eliot. Yo no lo sabía cuando me casé con ella. Mire, necesito a una mujer cuya mente me estimule. Kaiser. Y no me importa pagar por eso. No busco ningún enredo… quiero una experiencia intelectual rápida, y luego quiero que la chica se largue. Dios mío. Kaiser, soy un hombre casado y feliz.

- ¿Cuánto tiempo dura esto?

- Seis meses. Cuando me vienen las ganas, llamo a Flossie. Es una madame, y tiene un título de doctor en literatura comparada. Ella me envía a una intelectual, ¿comprende?

Así que era uno de esos tipos cuya flaqueza son las mujeres con cerebro. Sentí lástima del pobre imbécil. Imaginé que habría muchos individuos en su situación, hambrientos de unas migajas de comunicación intelectual con el sexo opuesto y por la que pagarían un precio exorbitante.

- Ahora amenaza con contárselo a mi esposa -gimió.

- ¿Quien?

- Flossie. Escondieron un magnetofón en la habitación del motel. Me grabaron en cinta mientras discutía La tierra yerma y Estilos de voluntad radical, y, bueno, estaba llegando a algunas conclusiones.

Quieren diez de los grandes o se lo contarán a Carla. ¡Kaiser, tiene que ayudarme! Carla se moriría si llegará a enterarse de que no me enciende el quinqué.

El viejo tinglado de la prostitución. Había oído rumores de que los chicos de jefatura se traían algo entre manos en relación con un grupo de mujeres instruidas, pero de momento estaban sin ninguna pista.

- Llame a Flossie, quiero hablar con ella.

- ¿Cómo?

- Me haré cargo de su caso, Word. Pero cobro cincuenta dólares al día, más los gastos. Tendrá que reparar un montón de vibradores.

- Nunca será más de diez de los grandes, estoy seguro -comentó con una sonrisa, mientras cogía el teléfono para marcar un número.

Le guiñé un ojo cuando me tendió el auricular. Estaba empezando a caerme bien. Unos segundos más tarde respondió una voz sedosa, y le expliqué mis deseos.

- Tengo entendido que puede usted ayudarme a conseguir una hora de charla agradable.

- Claro que sí, guapo. ¿Quiere algo en concreto?

- Me gustaría discutir sobre Melville.

- ¿Moby Dick o las novelas cortas?

- ¿Qué diferencia hay?

- El precio. Eso es todo. El simbolismo se cobra aparte.

- ¿Por cuánto me saldría?

- Cincuenta, tal vez unos cien por Moby Dick. ¿Le gustaría una discusión comparada… Melville y Hawthome? Se lo podría dejar por cien.

- Me parece bien -contesté, y le di el número de una habitación en el Plaza.

- ¿Prefiere una morena o una rubia?

- Sorpréndame -le dije, y colgué.

Me afeité y engullí unas tazas de café negro, mientras repasaba los esquemas de literatura del Monarch College. Apenas había pasado una hora cuando sonaron unos golpes en la puerta. La abrí, y en el umbral se erguía una joven pelirroja metida en sus amplios pantalones como dos cucharadas grandes de helado de vainilla.

- Hola, soy Sheny.

Sabían realmente cómo satisfacer las fantasías de uno. Pelo largo suelto, bolsa de cuero, pendientes de planta, sin maquillaje.

- Me sorprende que hayas podido llegar hasta aquí vestida de ese modo -observé-. El detective suele distinguir a las intelectuales.

- Con un billete de cinco no distingue nada.

- ¿Empezamos? -propuse, empujándola hacia el sofá.

Encendió un cigarrillo y fue derecha al grano.

- Creo que podríamos comenzar considerando Billy Budd como una justificación que Melville sugiere de los caminos de Dios hacia el hombre, riest-ce pasl

- Interesante, aunque no desde un punto de vista miltoniano.

Era una finta. Me interesaba ver si valía para el oficio.

- No. A El paraíso perdido le falta la subestructura de pesimismo. Valía.

- Cierto, cierto. Dios mío, tienes razón -murmuré.

- Creo que Melville reafirmó las virtudes de la inocencia en un sentido ingenuo, pero aún así sofisticado, ¿no estás de acuerdo?

La dejé continuar. Apenas tenía diecinueve años, pero mostraba ya la ductilidad encallecida de la pseudo intelectual. Desgranaba sus ideas con labia, pero en el fondo era todo mecánico. Cada vez que yo le brindaba una intuición, ella fingía placer:

- Oh, sí. Kaiser. Sí, chico, es muy profundo. Una comprensión platónica del cristianismo… ¿por qué no me habré dado cuenta antes?

Hablamos alrededor de una hora, hasta que ella dijo que tenía que irse. Cuando se levantó, le tendí un billete de cien.

- Gracias, cariño.

- Puede haber muchos más.

- ¿Qué quieres decir?

Había picado su curiosidad. Volvió a sentarse.

- Supongamos que quisiera… organizar una fiesta -anuncié.

- ¿Qué dase de fiesta?

- Supongamos que quisiera tener una charla sobre Noam Chomsky con dos chicas.

- Oh, caramba.

- Si prefieres dejarlo correr…

- Tendrás que hablar con Flossie -dijo-. Eso cuesta mucho.

Era el momento de apretarle las clavijas. Lucí mi insignia de investigador privado y le informé que había caído en una trampa.

- ¿Qué?

- Soy un poli, preciosa, y discutir Melville por dinero es un 802. Te va a salir una buena temporada.

- ¡Asqueroso!

- Será mejor que confieses, muñeca, a menos que prefieras contar tu historia en la oficina de Alfred Kazin, y no creo que le haga muy feliz escucharla.

La chica se echó a llorar.

- No me entregues. Kaiser -imploró-. Necesitaba el dinero para acabar el doctorado. Me negaron una beca. Dos veces. Oh, Dios mío.

Lo soltó todo… la historia completa. Educación Central Park West. Campos de verano socialistas. Brandéis. Era igual que todas esas chicas que ves haciendo cola delante del Elgin o del Thalia, o que escriben con lápiz «Sí, muy cierto» en el margen de algún libro sobre Kant. Sólo que en alguna parte del trayecto había hecho un viraje equivocado.

- Necesitaba dinero en efectivo. Una amiga me contó que conocía a un individuo casado cuya esposa no era muy profunda. Estaba chiflado por Blake. Ella no podía satisfacerle. Yo dije que bueno, que por una cantidad! podía hablar de Blake con él. Me sentí muy nerviosa al principio. Tuve que fingir casi todo el tiempo. A él no le importó. Mi amiga me dijo que había otros. Oh, no es la primera vez que me atrapan. Me pescaron leyendo «Commentary» en un coche aparcado, y otra vez me pararon y me registraron en Tanglewood. Si ahora me cogen por tercera vez iré a la cárcel.

- Entonces Itóvame hasta Hossie.

Se mordió el labio y dijo:

- La librería universitaria Hunter es una tapadera.

- ¿Sí?

- Como esas barberías que camuflan centros de apuestas en la trastienda. Ya lo verás.

Hice una breve llamada a jefatura, y luego le dije a la chica:

- Está bien, muñeca. Puedes irte tranquilamente. Pero no salgas de la ciudad.

Inclinó su rostro hasta el mío con gratitud.

- Puedo conseguirte fotos de Dwight Macdonald leyendo -ofreció.

- Otra vez será.

Entré en la librería universitaria Hunter. El dependiente, un joven de ojos sensitivos, me salió al encuentro.

- ¿En qué puedo servirle? -^preguntó.

- Estoy buscando una edición especial de Avisos a mí mismo. Tengo entendido que el autor ha hecho imprimir varios miles de ejemplares en panes de oro para los amigos.

- Tendré que comprobarlo -respondió-. Tenemos línea directa con la casa de Mailer.

Le miré fijamente.

- Sherry me envía -anuncié.

- Oh, en este caso pase a la trastienda -indicó.

Apretó un botón. Una pared de libros se abrió, y penetré como un tonto en el bullicioso palacio de los placeres regentado por Flossie.

Paredes empapeladas de rojo y una decoración victoriana marcaban el tono. Muchachas pálidas y nerviosas con gafas de montura negra y pelo corto yacían indolentemente en sofás, hojeando clásicos Penguin provocativamente. Una rubia de ancha sonrisa me lanzó un guiño, indicando con la cabeza una habitación de arriba, y dijo:

- Wallace Stevens, ¿eh?

Pero no se trataba únicamente de experiencias intelectuales… lo que se vendía allí eran también experiencias emotivas. Por cincuenta pavos, me dijeron, te podías «comunicar guardando las distancias». Por un centenar, una chica te prestaba sus discos de Bártok, cenaba contigo y te dejaba mirar mientras sufría un ataque de angustia. Por ciento cincuenta, podías escuchar la radio de FM con unas gemelas. Por tres billetes, tenías el servicio completo: una hebrea morena y delgada fingía ligar contigo en el Museo de Arte Moderno, te dejaba leer su tesis, te metía en una discusión a gritos en el pub de Elaine sobre los conceptos de Freud acerca de la mujer, y luego simulaba el suicidio que tú eligieses… la velada perfecta, para ciertos individuos. Bonito negocio. Gran ciudad, Nueva York. -¿Te gusta mi juguete? -preguntó una voz a mi espalda.

Me volví y de pronto me encontré frente a frente con el cañón de un 38. Soy hombre de estómago bien templado, pero esta vez me dio un vuelco. Era Flossie, sin duda. La voz era la misma, pero Flossie era un hombre. Su rostro estaba cubierto por una máscara.

- No se lo va a creer -prosiguió-. Ni siquiera tengo título universitario. Me expulsaron por malas calificaciones.

- ¿Es por eso que lleva máscara?

- Ideé una intrincada maquinación para apoderarme de «The Néw York Review of Beoks», pero para eso tenía que hacerme posar por Lionel Trilling. Fui a México para corarme. Hay un médico en Juárez que presta a la gente los rasgos de Trilling… por una buena cantidad. Pero algo salió mal. Me sacó parecido a Auden, con la voz de Mary McCarthy. Por eso crucé la frontera de la ley.

Con presteza, antes de que su dedo pudiese apretar el gatillo, me puse en acción. Lanzándome hacia adelante, hice chocar un codo contra su mandíbula y me apoderé del revólver mientras caía. Se derrumbó como una tonelada de ladrillos. Gemía aún cuando llegó la policía.

- Buen trabajo. Kaiser -aprobó el sargento Holntós-. Cuando acabemos con ese tipo, el F.B.I. quiere tener una charla con él. Un pequeño asunto relacionado con jugadores de ventaja y una edición anotada del Infierno de Dante. Sacadlo fuera, muchachos.

Más avanzada la noche, busqué a una vieja conocida mía que se llamaba Gloria. Era rubia. Y se había graduado cum laude. La diferencia está en que su título era de educación física. ¡Qué alivio!

-Woody Allen

sábado, 12 de marzo de 2011

Exposición de arte reciclado


Crear arte a partir de piezas recicladas es el mensaje de la exposición del artista Gildardo Lugo González que se expone en el Centro Cultural Doctor Héctor Chávez Fontes, ubicado en la Av. Madero y 29.

Es una colección de obras escultóricas donde la técnica se convierte en el discurso. Nos dice que tal y como el usó estos materiales para crear arte, nosotros también podemos reciclar.

Sin embargo, el discurso termina aquí. Cada obra en lo particular carece de un discurso propio. Se vuelven meros elementos decorativos, artesanías para adornar un espacio.

Su obra "Cowboy", la más grande de la exposición es una figura humanoide que representa un vaquero. Tiene detalles muy buenos como las manos que parecen de robocop o terminator. Pero el cabello rubio y rizado en extremo da una impresión más femenina. Quizá una limitante en los materiales que interfiere con la idea de la escultura completa. Además fue hecha para ser vista en dos dimensiones: de frente. Por atrás se ve que no fue hecha para estar en el centro de la atención, sino en una esquina.

"Rana tocando la batería" es una obra de arte naif. Muy similar a las que se hacen de cerámica y porcelana sobre animales realizando diferentes actividades meramente humanas. Carece de elementos que critiquen esta forma o de un discurso más elaborado y se convierte en una simple decoración.

Se trata de la ópera prima del escultor que inició apenas hace dos meses, y se puede ver un gran trabajo en la parte técnica. Está muy clara su gran experiencia en el área de soldadura. Esperamos que mejore en el discurso de sus esculturas y pronto podamos ver obras de mayor calidad.

martes, 11 de mayo de 2010

¿Para que sirve el arte?

Típicamente la respuesta que escuchamos es "para que los jóvenes no anden en vicios ni en pandillas". Definitivamente una respuesta pobre y sin mucho sentido. Si fuera el caso, sería mas fácil darles videojuegos, televisión, salas de chat y demás opciones para que se entretengan sin salir de su casa. Además la respuesta deja totalmente fuera a los adultos que hacen arte.

Mucho más que eso, el arte busca mostrar diferentes visiones sobre el mundo y romper con los límites establecidos en el ser humano por su entorno y su contexto.

Incluso las grandes empresas de desarrollo de tecnología ubican sus centros de investigación (donde además están los sueldos más altos) en las grandes capitales del arte precisamente porque sus empleados necesitan ver arte. El científico y el ingeniero pasan gran parte de su tiempo en mundos cuadrados rodeados por los límites de las ciencias exactas y al estar en contacto con diferentes formas de arte, ir a museos, galerías, ver teatro, danza y demás formas artísticas, eso les permite tener visiones diferentes de la realidad y romper con sus paradigmas, innovando entonces en sus áreas de especialidad y generando nuevos productos y nuevas ideas para sus empresas (y es aquí donde ellas obtienen las mayores ganancias).

Desafortunadamente tanto nuestros políticos como muchos artistas siguen con esta visión de que el arte nomás sirve para perder el tiempo, para entretenerse un rato y recibir unos cuantos halagos.

Necesitamos artistas que creen arte nuevo. Arte contemporáneo y vanguardista que nos permita romper con nuestros paradigmas y ver más allá. Si sólo seguimos repitiendo las mismas fórmulas de siempre nunca vamos a lograr desarrollarnos como sociedad.

viernes, 28 de agosto de 2009

Malas palabras

Oleadas de emociones estremecen el lugar. Una atormentada infancia retumba en un diálogo interno entre el personaje y sus recuerdos mediante un espejo al pasado, llevando al espectador de la tristeza a la alegría en un segundo.

Se trata de la obra "Malas Palabras" de la escritora Perla Schumacher puesta en escena por Damián Zavala, y con la excelente actuación de dos jovencitas que no rebasan los 16 años. Inmediatamente atrapa y cautiva, manteniendo la tensión de tal forma que pareciera que treinta minutos fueran uno solo.

Lo que más me llamó la atención de esta puesta en escena fue el marco de intimidad en que se presentó. Tienes a las actrices a menos de un metro y puedes sentir toda la energía y los sentimientos del personaje. Su sonrisa y sus lágrimas. Una gran experiencia.

Definitivamente recomendable. Anótela en su agenda inmediatamente. Se estará presentando los jueves y viernes de las dos primeras semanas de septiembre a las 7:30 de la tarde en la biblioteca municipal de la avenida Hidalgo y 10.

lunes, 2 de marzo de 2009

¿Que les falta al cine mexicano y a la literatura mexicana?

La respuesta es tan simple que no he visto a nadie mencionarla. En todas las materias que he llevado sobre cine y en las de literatura nunca se ha mencionado. Sólo lo entendí cuando leí libros sobre literatura en inglés (escritos y publicados en Estados Unidos). Incluso en los documentales que hablan sobre el cine mexicano, ninguno de los entrevistados (desde críticos de cine, guionistas hasta directores) lo menciona. Y es que en nuestro país todo es taaaaan diferente (por algo a los surrealistas les encantó México).

Regresando al punto inicial: ¿que les falta?

La respuesta no debería ser difícil, y ahi va:

Estar juntos.

Efectivamente, en otros países la literatura y el cine están bastante relacionados (especialmente Estados Unidos, Inglaterra y otros).

Veámos la mecánica en dichos países con relación a la industria editorial y la cinematográfica:

En el momento en que una novela se convierte en "best seller" (es decir que logra vender cierto número de ejemplares) llega casi inmediatamente a manos de ciertos guionistas y productores, quienes empiezan a valorar la posibilidad de una "adaptación" al cine. El titulo de "best seller" le da una gran seguridad a los inversionistas ya que casi garantiza el éxito, debido a que se sabe que al menos quienes compraron el libro irán a ver la película (aunque sea para criticarla).

En caso de que la novela no alcance un estatus de "best seller", el llevarlo a la pantalla grande lo convertirá casi inmediatamente en un "best seller" si la película tiene éxito (como lo menciona Umberto Eco en "Apocalípticos e integrados").

Caso de México

¿Que sucede entonces en México al respecto?

Los cineastas estudian cine porque quieren en algún momento llevar sus historias al cine. Luego batallan mucho para conseguir el dinero. Finalmente terminan siendo directores, guionistas y productores. Osea, escriben la historia, consiguen el dinero y terminan dirigiendo la misma película.

Veamos el caso en Holywood por ejemplo:

El productor recibe una novela, la lee y le parece que tendra éxito. Entonces consigue el dinero, contrata al guionista para que haga la adaptación y luego contrata al director para que haga la película.

Diferente, ¿no?

La cuestión es que cada quién tiene su lugar y hace su parte.

¿Entonces por que en México no puede suceder lo mismo?

Falta de relación entre las partes.

-Quien estudia para director lo hace porque quiere contar sus historias en la pantalla grande (no porque quiera dirigir).

-Quien estudia para guionista lo hace porque quiere contar sus historias en la pantalla grande (no porque le interese escribir muchas historias y mucho menos hacer adaptaciones).

-Quien estudia literatura busca publicar sus historias en un formato impreso (en remotos casos le interesa que se haga una película de su historia y generalmente sabe que esto es casi imposible).

Total que tenemos al menos 3 profesiones que estudia la gente que quiere hacer exactamente lo mismo: que su historia sea conocida a lo largo de todo el pais.

Terminamos con esfuerzos independientes que concretan poco y los que lo logran lo hacen con mucho sacrificio. Algunos luchando por los apoyos para su proyecto en cine, otros piendiendo apoyos para publicar su obra de forma impresa, y otros que no saben muy bien donde pedir sus apoyos.

Y es que la historia tampoco es muy ilustrativa al respecto. Especialmente para quienes sólo leen en español.

En México sólo se ha producido una novela mexicana en su adaptación a cine en las últimas dos décadas (este dato es aproximado, me pueden corregir) y dicha novela fue "Como agua para chocolate" (1991) de Laura Esquivel. Este año (2009) se está produciendo una novela para cine de Ángeles Mastreta. Pero veamos, ¿son Ángeles Mastreta y Laura Esquivel las únicas novelistas mexicanas dignas de ser llevadas al cine en 20 años? ¿son las únicas que escriben historias adaptables? ¿o son las únicas escritoras mexicanas que merecen ser llevadas al cine? No estoy en contra de ellas, lo aclaro, al contrario, me parece muy positivo. Pero... ¿Que no hay más escritores mexicanos cuyas historias puedan ser llevadas al cine?

Bueno el punto es que tanto la industria cinematográfica como la industria editorial están fuertemente ligadas en otros países. Es tiempo de que también se unan en nuestro país para obtener mayores resultados en favor de ambas y también en favor de los inversionistas mexicanos.

Teoría de cuerdas (versión simple)

Mi resumen (de manera muy muy resumida):

Ésta teoria de cuerdas considera la existencia de otras dimensiones que no son perceptibles para nosotros. Por ejemplo, si tenemos una guitarra (o cualquier otro instrumento de cuerda) y ponemos, digamos, un papel entre las cuerdas (hipotéticamente, en papel por ser bidimensional), entonces empezamos a tocar la guitarra, la cuerda que toque un "la" genera ciertas vibraciones, mientras que la que esta tocando "do" genera otras. Estas vibraciones son lo que se puede percibir en ese mundo bidimensional del papel y es la forma en que se hacen manifiestas estas "cuerdas".

Nuestro mundo tridimensional (bueno, 4 dimensiones considerando tambien al tiempo) equivaldría a la hoja de papel bidimensional, y cuando una cuerda (en estas dimensiones extras que no percibimos) toca por ejemplo un "la", se manifiesta en nuestro mundo, digamos en un protón, y una cuerda que toque un "do" se manifestará en un neutrón, y asi sucesivamente.

Claro, la teoría en sí resulta un poco (o un mucho) más compleja que esto, además no se refiere a protones o neutrones, sólo era para ejemplificar.

Por otra parte, me resulta interesante ver cómo siempre termina la ciencia unida en cierta forma al arte.

(Recuerden, esta es una versión muy simplificada con el objetivo de que sea entendida fácilmente, como ya dije la teoría es mucho más compleja. Aunque tiene muchos detractores, actualmente está muy "de moda" entre los físicos.)